Vivimos en una sociedad que no nos deja parar. El trabajo, las expectativas, las noticias, los problemas económicos... Todo esto, gota a gota, te mantiene en un estado de estrés constante. Y si a esto sumamos heridas del pasado sin cerrar o momentos de crisis que te han obligado a frenar en seco, es normal que a veces el estrés te sobrepase, incluso hasta la ansiedad y el miedo.

Un cierto nivel de estrés es natural: nos ayuda a reaccionar ante desafíos y a adaptarnos. Pero cuando se vuelve crónico, el cuerpo paga un precio alto. El exceso de cortisol y otras hormonas del estrés alteran tu sistema nervioso, afectando tu sueño, concentración, energía y bienestar emocional. No es solo una sensación, es una sobrecarga real para tu cuerpo y tu mente.

Pero aquí está la clave: puedes aprender a regularlo. En consulta, trabajaremos con técnicas corporales y de regulación emocional para que puedas reconocer los signos de estrés antes de que te desborden, recuperar tu equilibrio y sentirte con más control sobre tu bienestar.